Almohadillas y calor
Con la llegada del verano, las temperaturas suben y aunque este no sea un lugar especialmente caluroso sí que hay jornadas con temperaturas altas y horas del día que es conveniente evitar si queremos cuidar de las almohadillas de nuestros animales. Si viajas con tu animal a lugares en los que hace más calor, también es recomendable tener en cuenta estas pautas.
Transitar una zona muy caliente (en especial si es cemento o asfalto) puede provocar quemaduras en las almohadillas del animal. No te guíes por tu percepción del calor, recuerda que tú vas protegido con tu calzado, sin embargo, el calzado de nuestro animal son sus propios pies desnudos.
Si vives en una ciudad, tu animal es más propenso a padecer quemaduras en sus almohadillas ya que el calor sumado al cemento son la combinación perfecta para provocar quemaduras.
Desde AniCura Canido Clínica Veterinaria te recomendamos que intentes evitar las horas centrales del sol. Ten especial cuidado los días de calor.
Es también una buena idea disfrutar con tu animal de zonas verdes y arboledas. Hará menos calor y el terreno es más amigable.
Recuerda hidratar correctamente a tu animal, especialmente en los días de calor.
Si aún así tu animal sufre quemaduras en sus almohadillas, por favor, no lo trates en casa con ungüentos, trucos caseros o cremas para humanos. Las quemaduras son muy dolorosas y desembocan muy fácilmente en problemas más graves e infecciones. Acude a tu veterinario, allí le proporcionarán tratamiento y alivio de manera sencilla.
Y por último…
¿Conoces la prueba de los cinco segundos?
Si quieres comprobar si ese asfalto que tienes delante de ti en un día caluroso es apropiado para tu animal, coloca el dorso de tu mano sobre el suelo. Si no puedes aguantar tranquilamente durante más de cinco segundos es una señal clara que te indica que tu animal, muy probablemente, sufrirá quemaduras en sus almohadillas.
Cambia de itinerario o de franja horaria para que los dos, tu animal y tú, podáis disfrutar de ese merecido paseo juntos.
No mientas al veterinario ?
«Sí que está vacunado pero perdí la cartilla», «el chip se lo pusieron de cachorro pero se le debió de caer», «no le doy de mi comida», «está gordo pero no será porque no salgo a correr con él todos los días!»… Y así, una tras otra...
De las anteriores afirmaciones, podríamos casi asegurar que el 85% son mentiras (o el 99%). No pasa nada, no hay que dar al vererinario más explicaciones que las necesarias, pero, en ocasiones, estas "medias verdades" pueden influir negativamante en el diagnóstico de determinadas enfermedades o patologías.
Los animales no pueden comunicarse con el veterinario, y por ello no pueden ofrecernos detalles de su día a día. Detalles tan importantes como la dieta, lo último que ha comido, si lleva una vida sedentaria, si lleva una alimentación saludable o si se ha puesto ciertas vacunas.
Tanto la cartilla como los informes y los datos clínicos, nos aportan mucha información de utilidad a la hora de tratarlos, pero, en múltiples ocasiones, los animales acuden a otro veterinario por diferentes motivos, buscando una segunda valoración, por desplazamiento, por descontento, etc etc. Esto a priori no supone ningún problema, es importante acudir con la cartilla y todos los datos posibles ya que arrojan mucha luz a la hora de diagnosticar, tratar y/o medicar.
Así que recuerda, trae la cartilla, si tiene, aunque sea con una sola vacuna (o ninguna), cuéntanos lo que te preguntemos, sin medias verdades. Estarás favoreciendo nuestro trabajo y atención y lo mejor, estarás haciendo un gran favor a tu mascota.
El estrés en los perros
Una gran cantidad de perros hoy en día viven con ciertos grados de estrés.
Malas situaciones y tensiones dentro de su entorno, malas experiencias con otros perros, malos paseos o paseos insuficientes… Todas estas cosas, y muchas más, pueden hacer de nuestro perro un animal con niveles más o menos altos de estrés.
La tenencia responsable de un animal implica también cuidar de esta parte de su salud, y desde Grupo Canidos Veterinarios os dejamos 3 sencillas pautas que os pueden dar alguna idea a la hora de mejorar la calidad de la convivencia y la tranquilidad de vuestro perro.
Un entorno saludable
Por supuesto, que el animal sea feliz dentro su propio hogar y se sienta integrado y no apartado en un rincón es lo más importante para garantizar su estabilidad anímica.
A nuestros animales les encanta tener la posibilidad de jugar y descansar con nosotros, pues desde el momento en el cual decidimos traerlo a casa, es parte de la familia.
El paseo
Siempre lo decimos: piensa si cuando sacas de paseo a tu perro sales a pasear tú o el perro. Este detalle es importante, pues el animal debe sentirse libre para pararse, moverse (dentro de unos límites seguros), no sentir tirones en la correa justificados por la prisa de su dueño… El paseo es para ellos, es estupendo que el perro camine a tu lado, pero también necesita este tipo de paseos en los que el animal puede sentir cierta autonomía (aunque vaya con la correa, puede ir muy floja) para así poder pararse a oler el tiempo que necesite. Este punto, el poder detenerse a oler el tiempo que necesite, es uno de los mayores reductores de estrés para nuestro perro. Y es generalmente el momento que más dueños suelen “cortar” al tirar de la correa impacientes.
Salir de lo cotidiano
Esta es probablemente la pauta más complicada para algunas personas, debido al tipo de vida, pero siempre en la medida en la que nos sea posible podemos plantear alguna salida a un lugar tranquilo con nuestro perro. Tendrá la oportunidad de relacionarse en otro entorno (una playa, una zona de campo…) y quizá también con otras personas y perros.
Esta es una opción fabulosa para todos los perros, pero sobre todo para aquellos que tienen su residencia en una zona ruidosa o en una ciudad… Animales que se encuentran en su día a día con todos los estímulos de una ciudad (semáforos, coches, ruidos…), cambiar por unas horas esos estímulos por otros es para ellos un gran beneficio… Y para nosotros también.
Aprende, entrena y disfruta
Dedícale tiempo al animal con el que convives. Aprende, entrena y disfruta.
Generalizando, los seres humanos queremos tener una buena relación con nuestros animales; pero pocas veces decidimos aprender sobre cómo mejorar la relación y solucionar los posibles problemas.
Desde Grupo Canido Veterinario creemos que las tres pautas anteriores (aprende, entrena y disfruta) son tres pilares clave en la relación con el animal con el que convivas.
APRENDE: Aprender no es únicamente escuchar los consejos o historias de amigos y conocidos con sus animales. Pues cada persona es un mundo, así como también lo es cada animal y cada situación.
Hoy en día tenemos a nuestra disposición y de manera sencilla multitud de información veraz que nos proporcionan profesionales cualificados.
A través de internet (observando siempre la veracidad de lo que leemos), a través de libros, podcast, o hablando directamente con profesionales cualificados.
ENTRENA: Si no pones en práctica lo que dices, si no lo entrenas, no lo consigues. De la misma manera, por muy buenas que sean las intenciones con tu animal, si no las pones en práctica, os quedaréis ambos sin poder disfrutar de los resultados. Trata de entrenar, con mucha paciencia, lo que hayas aprendido anteriormente.
DISFRUTA: Las dos fases anteriores deberían incluir este término, el disfrute. Las personas con animales a su alrededor deberían ser capaces de disfrutar aprendiendo a relacionarse con ellos y entrenando lo aprendido.
Sitúate a la altura de tu animal, en el suelo o donde quieras, y dedícale tiempo de calidad. Ellos se relacionarán mejor con nosotros si se sienten seguros y si les dedicamos tiempo.
Enfadarme con mi perro
Llegas a casa y hay un pis en la cocina, o un arañazo en la puerta, o una almohada, alfombra o cojín roto… ¿Qué hacer, pero sobre todo, qué NO hacer cuando nos encontramos ante este tipo de situaciones en la conducta de nuestro perro?
Lo primero que debemos saber es que los perros aprenden por asociación. ¿Qué quiere decir esto?
Que si le riñes cuando llegas a casa y la almohada la ha roto tiempo atrás, el animal no entenderá absolutamente nada.
Y cuando decimos absolutamente nada, es eso.
Verás que el animal se pone en posición de sumisión, que agacha la cabeza y desvía la mirada… Y es en esos momentos cuando el dueño aprovecha para decir: “¡Mira qué bien me ha entendido! ¡Mira cómo sabe perfectamente lo que ha hecho!”.
No… De nuevo tenemos que decirte que esa frase que la mayoría de nosotros hemos pronunciado alguna vez no es cierta, en absoluto.
El animal, lo único que entiende, es que te estás enfadando con él. Pero no entiende el PORQUÉ.
Y como lo único que entiende es que te estás enfadando, reacciona enviando señales de calma y sumisión, para mitigar tu enfado. Pero, insistimos, no entiende el porqué del enfado. Solamente te ve a ti enfadado. Lo cual es algo difícil también para él, porque el perro intenta constantemente hacerse entender contigo, y en ese momento no lo está consiguiendo, de ahí que enviarte señales de calma y sumisión sea la única forma que tiene para tratar de terminar el conflicto.
Lo que nosotros debemos saber:
Cuando reñimos a un animal pasado un tiempo desde que sucedieron los hechos que nos han molestado, debemos ser plenamente conscientes de que el animal no está aceptando su culpa ni aprendiendo en absoluto de la situación, no porque no quiera, si no porque no lo entiende.
¿Es probable que, en algunas ocasiones y tras riñas de este tipo, el animal deje de hacer eso por lo que se le riñe? Es posible, pero debemos tener muy claro que, en estos casos, esos animales dejan de hacer lo que hacen movidos por el miedo o por su intención de no generar conflictos, no porque hayan entendido nada.
Entonces, ahora que sabemos esto… ¿Qué podemos hacer?
Lo primero que debemos sabes es que, como seres sociales, tanto perros como humanos utilizamos el enfado para mostrar nuestro desacuerdo ante determinadas situaciones. Pero debemos tener muy claro que, tanto en un grupo de humanos como en un grupo de animales, como en uno mixto, el enfado no es la base de la educación para el buen funcionamiento del grupo.
Nuestro perro se esfuerza, cada día, por saber lo que queremos de él, pues desea nuestro cariño, y eso nos hace plantearnos que debemos de ser justos a la hora de relacionarnos con él. Nuestras formas de comunicación son completamente distintas. Partiendo de ahí, una educación basada en el cariño, en el entendimiento, en correcciones puntuales y al momento, sin intimidar al animal, y en el refuerzo positivo, nos ayudarán a poder relacionarnos con él de la mejor manera.
En el blog hay varios post en los que diferentes expertos nos enseñan cómo convivir de la manera más saludable con nuestro perro, y también puedes pedir ayuda externa (veterinarios y educadores) ante situaciones que te sobrepasen.
Conductas curiosas en los gatos
Los gatos, a pesar de la multitud de años de domesticación (muchos menos que los perros), mantienen sus instintos naturales a la perfección en la mayoría de los casos.
Desde AniCura Canido Clínica Veterinaria os mostramos un puñado de curiosidades que tienen que ver con la conducta de estos felinos.
1. Tapan sus heces.
Los gatos, en comparación con los perros, suelen llamarnos la atención por lo escrupulosos que suelen ser, en su mayoría, a la hora de hacer sus necesidades. Las esconden, las tapan, les ponen tierra o arena encima… Y todo esto sin que sus dueños tengan que enseñárselo. ¿La explicación a esta conducta? Por instinto, el gato trata de tapar o camuflar el olor de sus heces para no delatarse delante de sus posibles depredadores y que éstos no sepan dónde se encuentra.
2. Amasan.
Ropa, almohadas, a otros animales e incluso a ti mismo… Este es un comportamiento aprendido de su época de cachorro, en donde el gato consigue con estes movimientos que la leche de las mamas de su madre salga con más facilidad. En la etapa adulta, se considera una muestra de afecto cuando lo realiza en personas u otros animales, y de tranquilidad cuando lo hace en alguna otra superficie como una almohada o prenda de ropa.
3. Afilan sus uñas.
Arañan sobre superficies generalmente en posición vertical para afilar sus uñas, pero también para marcar con su arañazo de manera visual y con sus feromonas situadas entre las almohadillas de sus patas.
La gran mayoría de los comportamientos de nuestros animales tienen su porqué, y conocerlo nos ayuda a relacionarnos de una manera más saludable con ellos, pues estos comportamientos son, en muchas ocasiones, la forma que el animal tiene de comunicarse con nosotros.