Falsos mitos sobre los gatos
Alrededor de la figura del gato han circulado, desde siempre, multitud de mitos. Muchos de ellos reales y otros tantos falsos… Hoy os traemos un puñado de falsas afirmaciones que nos ayudarán a conocer a estos felinos tan especiales un poco mejor.
1.Los gatos caen de pie.
Falso. Los gatos no siempre caen de pie.
La habilidad para caer de pie depende del reflejo de enderezamiento. Si al gato no le da tiempo durante la caída a girarse, sencillamente no caerá de pie. Y aunque caiga de pie, eso no significa que la caída no vaya a provocarle graves lesiones.
2.Las embarazadas no pueden estar cerca de los gatos.
Falso. La creencia de que los gatos contagian la toxoplasmosis a mujeres embarazadas es una falsa creencia muy extendida; pero diferentes estudios actualizados afirman que es más probable que se produzca el contagio a través de fruta o verdura mal lavada, carne poco cocinada o suelos contaminados. De la misma forma, no todos los gatos son transmisores de la toxoplasmosis, únicamente aquellos que se han contagiado. En ese caso, habría que tener un contacto directo con las heces del animal para sufrir riesgo de contagio, por eso se da la recomendación de que otra persona cambie el arenero del gato en vez de la mujer embarazada.
3.La leche es un alimento ideal para los gatos.
Falso. En multitud de películas hemos visto a un precioso gatito dando lametazos a su cuenco lleno de leche; pero la realidad es que los gatos adultos no necesitan ingerir leche, algunos (como las personas) no la toleran bien y su ingesta podría derivar en problemas gástricos. Por su composición, la leche de vaca no es recomendable para los gatos. En el caso de gatos cachorros, leche de gata o maternizada sería la opción para ellos.
4.Los gatos ven en la oscuridad.
Falso. Probablemente este falso mito es debido a que los gatos son capaces de ver con escasa luz, ya que sus pupilas pueden dilatarse mucho para adaptarse a una estancia con muy poca luz; pero en total oscuridad, el gato no puede ver absolutamente nada.
5.Los gatos no son cariñosos.
Falso. Si entendemos por “cariñosos” el comportamiento de un perro, animal altamente sociable, claramente encontraremos muchas diferencias; pero los gatos son también animales cariñosos. La diferencia es que, por normal general, los gatos son animales mucho más independientes que los perros; pero a pesar de esta etiqueta de “solitarios” no hay que olvidar que son animales que llevan domesticados muchísimos años, y que en un entorno en contacto con los estímulos de los humanos o de otros animales la mayoría desarrolla una conducta social.